"Only Lovers Left Alive", la envidiable historia de amor entre dos vampiros cultos, modernos y excéntricos, del estadounidense Jim Jarmusch, confirmó hoy su condición de joya de género en el Festival de Cine Fantástico de Sitges.
Seis años después de "Los Límites del Control", Jarmusch vuelve a mostrar su particular visión del mundo y lo hace atreviéndose con una historia de vampiros.
Pero no se trata de vampiros convencionales, sino de dos amantes nostálgicos, inteligentes, que aprovechan su vida eterna para cultivarse, leyendo, escribiendo, aprendiendo o perfeccionando sus habilidades con los instrumentos musicales.
En pleno siglo XXI, estos vampiros apasionados por la música y la literatura reflexionan sobre temas trascendentales en un ambiente oscuro, onírico y melancólico, plagado de referencias, estilo Jarmusch.
La película cuenta el reencuentro de Adam (Tom Hiddleston), un músico underground que vive en Detroit, profundamente deprimido por el rumbo que está tomando el mundo, y su eterna amante Eva (Tilda Swinton), quien reside en Táger, Marruecos, cerca de otro prestigioso vampiro interpretado por John Hurt.
Los dos amantes, vampiros rebeldes y frágiles, proseguirán su eterna historia de amor, por momentos alterados por la presencia de la joven hermana de Eva, e intentan sobrevivir a un mundo dominado por autodestructivos zombies, que no son otros que los humanos en el ocaso del capitalismo.
Jarmusch combina los elementos del cine de género con su sello particular de autor, logrando una historia de vampiros muy realista, adaptada a los tiempos que corren y a sus principales dilemas.
Quizás menos sangrienta que las clásicas cintas de género, Only Lovers Left Alive ofrece una vertiente muy interesante al relato vampírico con el soporte de una espectacular banda sonora, obra del grupo del propio director, que cautivará a sus seguidores y ganará, como sin duda ocurrió en Sitges, a nuevos adeptos a su cine de culto.
La 46 edición del Festival de Cine Fantástico de Sitges está llegando a su fin, y ya dejó detrás algunas de las películas más esperadas como "Only God Forgives", lo nuevo de Nicolas Winding Refn, protagonizada por Ryan Gosling, su talismán tras el éxito de "Drive".
La película, de una imagen poderosa, carece de un argumento que vaya más allá de una historia de venganza despiadada que se desarrolla en el interior de las cloacas de Bangkok.
Ryan Gosling encarna al hermano de un narcotraficante que muere y debe ser vengado por orden de su madre, que está dispuesta a pagar el precio y enfrentarse a un justiciero despiadado.
Casi sin mediar palabra, Gosling transita por un mundo salvaje, ultraviolento, en el que no hay lugar para el perdón. La estética del film, y su música hipnótica, absorben y eclipsan una trama poco sustanciosa.
No se trata de una película para cualquier público, aunque los amantes del cine de género de Sitges han disfrutado de esta obra artística.