martes, 29 de septiembre de 2009

ENTREVISTA A DEPECHE MODE,ANTES DE SU LLEGADA A ARGENTINA

Esta gira es muy rara. Dimos algunos de nuestros mejores conciertos, pero también fue la más calamitosa. El primer día murió mi padre. Al tercer día a Dave le diagnosticaron cáncer, aunque fue una operación muy simple, porque se lo detectaron temprano. Encima, se lastimó una pierna durante un show en Bilbao y hubo que cancelar más fechas. En San Francisco y San Diego se quedó sin voz. En toda nuestra carrera no suspendimos muchos shows, pero en esta gira... Algunos dirán que estamos viejos".
Desde Londres, Andy Fletcher se ríe del paso del tiempo: el año que viene Depeche Mode cumple 30 años, pero sigue de gira a pesar de los pesares. Que, como para toda banda que se precie de tal, serían básicamente dos: drogas -Dave Gahan, el cantante, fue heroinómano e intentó suicidarse- y fricciones internas (sobre todo entre Gahan y Martin Gore, el cerebro del grupo). Además, Fletcher estuvo deprimido. Pero todo esto fue en los '90: ahora, cuenta el tecladista, el trío está limpio y armonioso. Y vivo.
¿Cómo hicieron para sobrevivir?
Nunca pensamos que íbamos a durar 30 años; creíamos que sólo duraríamos dos o tres. Tuvimos continuidad en lanzar buenos discos, tratamos de adelantarnos a nuestra época y de componer buenas canciones, y además trabajamos mucho. Pero, en realidad, no puedo explicarlo. Es increíble estar aquí, 30 años más tarde, hablando con alguien de la Argentina y siendo tan populares como siempre.
La canción "Fragile Tension" dice: "hay una frágil tensión que nos mantiene en movimiento". ¿Describe el momento actual de la banda?
No... Podría describir la situación de hace un tiempo. A veces, la tensión es buena dentro de un grupo. De hecho, es la electricidad creada por las distintas personalidades la que caracteriza a una buena banda. Pero en este momento el clima en Depeche Mode es muy bueno.
Quizás el hecho de que ustedes tres vivan en distintas ciudades los ayudó a mantenerse juntos.
No lo sé. En nuestras primeras épocas, en los '80 y '90, toda nuestra vida era sólo Depeche Mode, y estábamos de gira y grabábamos discos constantemente. Todos vivíamos en Londres, muy cerca uno de otro. Pero ahora cada uno tiene su familia: Dave y Martin se casaron con mujeres estadounidenses y se mudaron allá. Quizá por eso nos llevamos bien, sí, pero nos hemos llevado bastante bien en general.
¿Cómo se conjuga la vida familiar con una banda de rock?
Quizá era más difícil en los comienzos de nuestra carrera, cuando podríamos haber dejado todo por Depeche. Pero ahora trabajamos en períodos de tres años: hacemos un álbum, salimos de gira y nos tomamos un año de descanso para dedicarnos a nuestras familias. Nuestros hijos, desde que eran chiquitos, están acostumbrados a que salgamos de viaje y luego volvamos a casa.
Tocaron en la Argentina en 1994, una época difícil para Depeche Mode. ¿Qué recordás de esos años?
En ese momento yo estaba muy enfermo: sufría una profunda depresión. Tuve que abandonar la gira y volver a casa. No hice el tramo su-
damericano. Fue la única vez en la historia de Depeche Mode en que no estuve en el escenario. Pero yo no era el único que tenía problemas, los demás también estaban bastante mal. Sin embargo, fue en esos años cuando compusimos algunas de nuestras mejores canciones. Me hubiese gustado estar menos loco y haber compuesto buena música de todos modos, pero a veces las cosas no funcionan así.
¿Cómo se explica?
Muchos grandes discos de la historia fueron hechos en situaciones de locura: a veces pueden ser beneficiosas para el clima creativo. Martin escribía canciones geniales, Dave cantaba muy bien. Fue una época dorada para nosotros, y perdimos el control: todo se volvió demasiado grande. Emprendimos una gira, la Devotional Tour, que era monstruosa: incluía 190 conciertos. Fue demasiado. Eramos muy populares: creíamos que podíamos lograr cualquier cosa que intentáramos.
Y no pudieron.
En realidad sí, lo logramos. Pero ahora, cuando pienso en aquella época, no puedo recordar demasiado. Pese a todo, fue un muy buen período para Depeche Mode. Igual, nos gusta nuestra situación actual, que es mucho más tranquila y nos permite disfrutar de la mutua compañía. Disfrutamos al hacer el último álbum, Sounds of the Universe. La vida continúa: cuando sobrevienen épocas de locura, uno tiene que creer que después puede llegar a ser una persona más fuerte.
Quizá lograron sus objetivos, pero pagaron un precio demasiado alto.
Por suerte estábamos rodeados de buena gente y pudimos salir adelante. Alan Wilder se fue de la banda y nosotros seguimos firmes.
¿El problema de salud de Dave Gahan los acercó?
Estábamos muy cerca uno del otro mucho antes de lo de Dave, cuando grabamos el álbum. El clima que reinó mientras lo hacíamos fue el mejor de todos nuestros discos.
Ahora tienen que hacer vida sana, sobre todo Gahan. ¿Cómo se las arreglan para alejarse de las tentaciones durante las giras?
Dave es de Narcóticos Anónimos. Martin no ha tocado una droga en cuatro años. Y, en cuanto a mí, estoy más moderado. Pero igual la pasamos bien cuando salimos de gira: jugamos mucho al metegol.
¿Cómo hiciste para superar aquella depresión?
Vi a los médicos y terapeutas indicados, igual que debería hacer cualquiera que sufriera depresión. El problema de la depresión es que no se la ve como algo muy propio del rock and roll; en cambio, la adicción a la heroína sí es muy del rock. Las personas deprimidas de la industria musical no despiertan mucha compasión. No sirven para los títulos.
¿Cuánto hay de marketing en el rock alrededor de las drogas y la rehabilitación?
Es que a los periodistas les encantan esas noticias, especialmente en Inglaterra. Siempre nos preguntan sobre la época en que Dave se drogaba, aunque fue hace mucho. Eso siempre sirve para sacar un título de las entrevistas. Nosotros no le damos importancia, pero a los periodistas les gusta. Vende diarios.
Gahan es el cantante y Gore, el principal compositor. ¿Vos sos el que mantiene a la banda unida?
No, todos somos responsables de mantener el grupo unido. En una banda no todos pueden estar adelante: tiene que haber alguien que esté atrás. Yo estoy muy contento de estar en segundo plano y mirar cómo tocan Dave y Martin.
¿Estás entre dos egos y tenés que tratar de mantenerlos tranquilos?
(Ríe) Es raro. Dave y Martin no tienen tanto ego. Es difícil de creer, ¿no? Quizá nos mantuvimos juntos tanto tiempo porque mantuvimos nuestros egos bajo control.
¿Cómo imaginás los próximos años de Depeche Mode? En el dvd de "Sounds of the Universe" decís que esperás no estar de gira a los 60.
A los 60 me gustaría estar tirado en alguna playa, pero la música es una actividad extraña, es una droga muy potente. A la gente le gustan los Rolling Stones y todos esos grupos que todavía hacen giras. Nosotros estamos haciendo buenos discos. No somos una banda que tenga ambiciones gigantescas, no tenemos un plan maestro como U2. Ellos probablemente tienen planeados los próximos diez años. Nosotros sabemos que queremos completar esta gira, descansar un tiempo y después ver qué hacemos.
Estuviste dos veces en Buenos Aires como dj. ¿Te sorprendió la cantidad de fanáticos de Depeche Mode que hay por acá?
Sí, porque no hemos pasado mucho tiempo en América del Sur. Nos habían dicho que éramos populares, pero cuando fui... Me gusta hacer giras como dj porque la maquinaria no es tan grande como la de Depeche Mode. Hay pocas personas a tu alrededor. Tenés más oportunidad de recorrer la ciudad que cuando llega toda la banda. Creo que la cosa va a ser un delirio cuando lleguemos a Buenos Aires.
¿Qué sentís cuando leés o te dicen cuánto influyó Depeche Mode en otros grupos?
Les advertimos que nosotros tenemos nuestros héroes, como Kraftwerk o Bowie. Es un honor para muchas bandas de hoy decir que influimos en ellas. Y es lindo, porque desde fines de los '80 tuvimos que pelear por la música electrónica en un momento en que el rock era muy popular. En aquella época no le gustábamos a nadie, por eso es genial que ahora le gustemos a todo el mundo. Ganamos la batalla.

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